jueves, noviembre 30, 2006

Un día me marcharé,
y ya no volveré a ver
esos labios pequeños y carnosos,
que al mirarlos me encandilan
y me elevan hasta el infinito.
Ya no vendrán a mi
ideas equivocas,
volcanes vomitando fuego,
diluvios universales,
fulminantes tempestades.

Me iré habiéndote deseado,
amado y odiado en silencio,
como si fuese algo planeado
antes de haber nacido.
Seré cuerpo inerme, sin vida,
sin pena ni gloria que lo sostengan.
¿Seré cuerpo que nadie llore
una marcha tan repentina?
Seré rama seca que fruto no ha dado,
una desdicha que se habrá ido
para dar lugar a otra desdicha.
¡Pero eso sí!
Cuando me vaya, será para siempre,
Despojándome de toda desdichada existencia.

Lloré por ti, por amor.
Por todos los demás, también lloré.

Y aunque me vaya,
ese llanto aquí quedará
como fiel legado
de lo que un día fui:
carne y alma
sumergida en llanto.

Cati Sampol Frontera



COSAS DE DOS

- ¡Cáspita! -

Le dijo al Tornillo, el trozo de Madera.-

- Sigues tan retorcido
como siempre -.

A que el Tornillo contestó:

- No te hagas tanto la dura,
que con los años
serás pasto de la carcoma -.
Cati Sampol Frontera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo había dejado un mensaje aquí.
Se ha esfumado...
¿? ¿?
Y eso que decía que me gustaba!

CatiSampolFrontera dijo...

si, se borró con el cambio del blog. Aunque si lo llegue a leer.