domingo, enero 14, 2007

DULCE VIAJE

Me gusta observar
el crepúsculo del día,
mientras deja una estela dorada
en la gran pantalla de mi coche,
después de la intensa lluvia.

Yo no conduzco,
no sé.

Y por eso
permito deleitar mis pupilas
con tanta insignificancia.
Pensar en los primeros rayos de sol
me reconforta enormemente.
Sentir su calor,
candente,
con tan imponente virilidad
que aviva el ánimo.

La dulce sintonía del silencio
me acompaña en el viaje,
y provoca en mí
una sensación indescriptible.
Mis ojos
aún algo soñolientos,
gozan del hermoso paisaje
rejuvenecido por el agua caída.

Y en ocasiones
me da por pensar,
que tantas pequeñas cosas
engrandecen la esperanza
de que
algún día
seremos felices.

4 comentarios:

Enriqueta dijo...

Queridísima Catalina,
Esto apunta muy alto, de verdad, pienso que estás dando un salto bestial.
Avanzas a a pasos agigantados.
Menuda consistencia están cogiendo tus poemas, cada vez más solidos, más rotundos...
Me -nos- estás dejando con la boca abierta.
¡Y la de sorpresas que nos darás!

Muchísimos besotes de los tres!

P.D: ¡HABLA CON HORACIO!

CatiSampolFrontera dijo...

Hola reineta!
No te imaginas el efecto que causan en mi ánimo, estas palabras tuyas. Me alegro de que os gusten y que me digas que voy avanzando.Se intentará seguir así. Intentaré hablar con Horacio, aunque no se como.

Un bessssooootttteee a los tres!!!

Anónimo dijo...

Buenísimo! Sigue así!
J.L

Anónimo dijo...

Un càntic a l'esperança sempre s'agraeix. pareix com si tot el que feim es certament poc relevant pero per un motiu que ens es desconegut un dia t'aixeques i sembla com si tot senzillament funcionas. Questio de perspectiva? potser si, però el poema no tracta ben be d'això, no es vera? a mi personalment em pareix que les frases orbiten mes aviat a l'entorn d'una altra tipus de pensament o creença: potser la d'aquells que, sense ser herois, lluiten cada dia i s'aferren a les coses petites com a darrer reducte de tota esperança. Toni Pallicer.